TIEMPO, RESPIRACIÓN Y ESTADOS MENTALES.

Desde una perspectiva filosófica, pensar el tiempo es una de las preguntas más profundas que podemos hacernos. Mi sensación personal, al hacerlo, es la de toparme con los límites del pensamiento humano y estar frente a un misterio.
Algunas de estas preguntas imposibles con respecto al tiempo son:
¿Por qué existe? ¿Tuvo un comienzo o tendrá un final? ¿Por qué percibimos que fluye en esa dirección pasado-presente-futuro? ¿El tiempo es absoluto o relativo?
¿Qué pasa con la percepción humana del mismo?
Asumiendo el límite de nuestro entendimiento sobre el tiempo, podemos explorarlo desde un lugar adecuado, menos mental y más basado en nuestra propia experiencia.
Para eso propongo que hay que vivir nuestro cuerpo con atención en el momento presente.
En él habitan ritmos y flujos que discurren en el tiempo, el más evidente es el latido de nuestro corazón. Incansable pulso de vida pertinaz. Al corazón se le estudia graficando su comportamiento con los electrocardiogramas que todos hemos visto y puede saberse mucha información sobre su estado de esta manera.
El segundo sistema más asociado al tiempo es el respiratorio y a diferencia del cardiovascular, está más sujeto a nuestra intervención directa a través del manejo de nuestra respiración.
En la tradición del yoga esto se conoce como Pranayama y es considerado como toda una etapa necesaria tanto para el trabajo del cuerpo como para el proceso interno de meditación.
Sucede que al modificar el ritmo, calidad y profundidad de nuestra respiración, nuestros procesos mentales se vuelven más transparentes y estables. Los antiguos yoguis y ascetas de todas las tradiciones lo notaron y desarrollaron varios caminos para cultivarla y acercarse a estados meditativos más profundos de esta manera.
En mi experiencia con la práctica de una disciplina de respiración, se desarrolla el silencio interior y de él, eventualmente, dimana la ecuanimidad, condición necesaria para la paz.
Mis intentos han sido múltiples y como todo practicante me he enfrentado a éxitos y fracasos. De lo que vale la pena compartir es que, en efecto, existen estos espacios de profundo silencio a los que podemos acceder con una técnica y una disposición de ánimo adecuadas.
El manejo rítmico de la respiración es el primer paso, para ello he experimentado con el uso de metrónomos como testigos fieles del paso del tiempo. Su rigor es absoluto y hay a quienes les parece una tortura en su persistencia.
Ha sido muy interesante intentar diferentes números de pulsos por minuto, ya que si usamos 60, nos remitimos directamente a los segundos a los que estamos muy acostumbrados y nuestra percepción del tiempo es bastante ordinaria y común. Con 30 o 20 pulsos por minuto la sensación inmediata es que existe más tiempo o este es más dilatado.
Aquí hay una bonita imagen: El segundo fue denominado por los romanos como segunda división básica del tiempo, se medía con diferentes artificios de agua, sol o arena. La observación de los astros y el ingenio humano precisaron el segundo como una división del día astronómico promedio, pero, una vez más, los cielos no se ajustaron a los humanos y pronto fue necesaria una definición más precisa. Ya en este siglo el segundo se definió como 9.192.631.770 ciclos de un átomo de cesio y difícilmente puede ser más preciso.
Encuentro mucha belleza en el hecho de que hayamos podido definir lo que es un segundo primero con los astros y luego con los átomos, ese cambio de escala habla de una estructura y orden que permean lo minúsculo y lo mayúsculo.
La persistencia del paso del tiempo es un constructo humano y al mismo tiempo una condición del universo en la cual habitamos, la percepción y uso que hacemos del tiempo si pueden ser modificados y esto conducirnos hacia un camino de autoconocimiento lleno de silencio y ecuanimidad. Entonces, uno se encuentra cada vez más vacío de conceptos e ideas, cada vez accediendo a un mayor silencio, con mayor significado pero menos explicaciones.
El misterio de existir y de ser habita, esquivo, en estos paisajes.
Ocasionalmente, nos es otorgado, sentir su reposo y entonces el alma universal brilla en su naturaleza original, como escribió Patanjali, el primer escriba del yoga, hace miles de años y esto sigue siendo verdad y es accesible para todos.
Mañana miércoles 15 de febrero estaré compartiendo un live por Instagram con una sesión de respiración acompañada de metrónomo. La cita es de 8 a 8:30 PM. Ojalá puedas acompañarme.