Ser Sensei.

Ser Sensei.
Quiero compartir que me encuentro en una etapa de cambios importante.
Una gran parte de mi identidad está transformándose.
Estuve enseñando Karate Do los últimos 9 años en Valle de Bravo, hasta el jueves pasado.
En este momento no tengo claro si volveré a enseñar así o no, no llevo prisa por saber.
Ha sido una experiencia hermosa y profunda, demandante y retadora.
He puesto mi inteligencia y sensibilidad, mi cuerpo, mi sangre y mi sudor en ello y me siento bien con el trabajo realizado.
Lo que hicimos estos años fue básicamente aprender a defender nuestra paz.
Para eso se requiere un carácter empoderado, que se trae, o se desarrolla.
También es necesario sentir el poder del cuerpo para defenderse implacablemente.
Así el mensaje poderoso del cuerpo permea en el carácter del practicante y eso cambia la vida.
Es primero ser amoroso, luego poderoso y tener la opción de ser peligroso si es necesario.
Esto da mucha tranquilidad por contradictorio que sea, pero así es este mundo, yo ya no peleo con eso.
Cada practicante es un universo y se requiere de cercanía y confianza mutua para llevar procesos profundos y no solo un programa de desarrollo de habilidades físicas. Compartiendo con mis niños, jóvenes y algunos amigos el movimiento del cuerpo empoderado, logramos crear vínculos de desarrollo y traté de exigirle a cada uno según sus posibilidades continuamente. Trate de toparlos en el borde de su capacidad y atención.
Tan hermoso fue toparme con niños superdotados en sus capacidades físicas, como otros con retos importantes,
de todos aprendí, a todos los amé.
Les di lo mejor que pude, casi cada día.
Cuando fallé, también encontré perdón y comprensión.
Encontré un lugar en el tiempo para mí, rodeado de una hermosa comunidad que me abrió los brazos porque sus hijos me querían y respetaban, y percibieron valor en lo que tenía para compartir. Ese cariño es muy profundo y siempre estará en mi corazón.
Me tomo el tiempo de contemplar el trabajo de estos años en el Dojo y encuentro paz.
Seguiré mi camino de acompañamiento a procesos corporales con movimiento consciente,
ignoro si las artes marciales volverán a ser parte de mi enseñanza,
lo que me queda claro es que nunca dejarán de ser parte de mí,
desde lejos,
desde antes.
También es claro para mí que es momento de evolucionar e ir por el ancho mundo, encontrando mi voz y compartiéndome de nuevas maneras. Esto que lees tiene que ver con eso.
Estoy encontrando las diferentes maneras de ordenarme
con el cuerpo,
con la mente
y en la acción.
Agradezco profundamente a todos con quienes he compartido este camino hermoso en el Dojo.
Somos lo que entrenamos.
Gracias por leer.