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La pared de hielo.

El agua templa nuestros músculos y nuestros nervios como el acero de una hoja toledana. A mí me ha gustado siempre el baño frío, no por lo que pueda tener de higiénico o de civilizado, sino precisamente por todo lo contrario: por lo bárbaro.

 Dr Atl. 

Gentes Profanas en el convento. Baño litúrgico 

 

El sumergirse en agua helada para obtener beneficios en la salud ha sido una práctica antigua muy difundida en distintas culturas antiguas. 

Además de múltiples efectos a nivel corporal puede ser una experiencia poderosa donde se trascienden límites y tiene el potencial de evolucionar la relación del cuerpo con la mente. 

Actualmente se ha difundido con métodos cómo el de Wim Hof y sus beneficios ya son parte de la cultura del bienestar. También son populares las inmersiones en ríos muchas veces helados que bajan de las montañas. Las experiencias pueden parecerse pero también son fundamentalmente diferentes. 

Yo hice una vez eso de la tina de hielos y estuvo muy bien, una de mis hermanas tomó el curso y es toda una practicante y muy buena guía. Fue una experiencia intensa pues requiere rendición total. Aquel día, viví lo que después llamé, la pared de hielo, en la cual te estrellas irremediablemente y te rindes, no puedes vencerla, no tiene que ver con la voluntad, no hay salida más que la poderosa opción de lo que tú hagas de la experiencia. Y me parece que en eso reside mucha de su esencia. Esta práctica nos muestra con claridad que es la mente la que puede utilizar el cuerpo y someterlo a su voluntad y poder vivir esto, no solo decirlo o entenderlo, es muy poderoso.

Un compadre muy querido me habló recientemente de algo similar. Contaba la historia de Dr. Atl (Gerardo Murillo) y como en sus exploraciones notaba que los pájaros se bañaban en pequeños riachuelos y cascadas de deshielo. Observó y concluyó que no era por higiene y se preguntó por qué razón lo harían justo en esas aguas heladas que fluyen y no en los estanques o remansos. Siendo un ser tan particular, Dr Atl creyó que había unas fuerzas invisibles, de vida y naturaleza que habitaban esas aguas y los pájaros, cómo los humanos, se beneficiaban de ellas al tomar esos baños.

Yo, tengo para mí, que esa razón es suficientemente poética para ser verdadera. 

Copio un fragmento del libro Gentes Profanas en el convento que editó el autor hace un siglo:

Acabé de desnudarme y cogido de los bordes del gran recipiente me zambullí en el líquido helado. Algo me subió desde los pies hasta la cabeza cuando mi cuerpo se sumergió en el agua; algo mordía mis carnes y electrizaba mis nervios. Saqué la cabeza fuera del agua y volví a zambullirme. Sentía una alegría loca.

Aquellas mujeres no comprendían que mi baño era, en realidad, una verdadera ceremonia litúrgica con todos los requisitos de un oficio divino: agua lustral, iluminación celeste, santidad del neófito y presencia de un ángel verdadero, aunque disfrazado con pantalones de mezclilla.

¡Pobres mujeres! Ellas no sabían que el agua es el reactivo más poderoso sobre el organismo del hombre y sobre el de algunos animales,  el de los pájaros por ejemplo. El agua templa nuestros músculos y nuestros nervios como el acero de una hoja toledana. A mí me ha gustado siempre el baño frío, no por lo que pueda tener de higiénico o de civilizado, sino precisamente por todo lo contrario: por lo bárbaro. Siempre he borrado la fatiga de una ascensión por las laderas de una alta montaña, o la amargura de un dolor, bajo las cascadas que descienden de las nieves de un monte. La gente no sabe que el cuerpo desnudo bajo un chorro de agua helada que cae desde las altas rocas se carga de una energía cósmica que lo convierte en una fuerza de la naturaleza. El dolor, la fatiga, la desesperanza, no son más que el resultado de un desequilibrio orgánico. Una descarga eléctrica —un baño en agua helada no es otra cosa— restablece el equilibrio.

 

Así es que te invito a probar la experiencia, siempre con un guía competente. Es retador pero se encuentra el gusto y la sensación de bienestar posterior es amplia y profunda. Hay quien disputa muchos de los beneficios pero la experiencia propia es innegable y te recomendaría intentarlo aunque sea una vez. 

En Noviembre haremos un retiro Carla Pérez Galicia y yo en Costa Rica, donde se encuentra el hermoso lugar llamado la montaña azul. Ahí corre un río bastante frío dónde haremos esta práctica para sentir las fuerzas del cosmos en nuestro cuerpo. Mira que belleza: https://www.carlaperezgalicia.com/retiro-estabilidad-y-reconexion Si te interesa escríbeme.